Orígenes de los Illuminati



La Orden de los Iluminados de Baviera fue fundada en la noche del 30 de abril al 1 de mayo de 1776 (víspera de la famosa noche de Walpurgis), en un bosque cerca de Ingolstadt (Baviera), al sur de Alemania, donde un pequeño grupo de hombres establecieron y juraron cumplir los propósitos de la sociedad. Entre las personas que se encontraban esa noche solo se sabe la identidad de tres: Adam Weishaupt, Max Merz y Anton von Massenhausen. El hecho de que no se sepa quiénes estuvieron presentes esa noche ha sido el causante de especulaciones con respecto al número de personas que crearon a la orden, algunas dicen que fueron solo cuatro y otros argumentan que trece.

Tras la fundación, Adam Weishaupt (quien se proclamó a sí mismo con el nombre simbólico de Spartacus) atrajo a sus primeros adeptos; un estudiante de Múnich llamado Franz Xavier von Zwack y un barón protestante de Hannover llamado Adolph von Knigge (Frater Philón), quien ya estaba iniciado en la masonería y que posteriormente desarrolló el Rito de Los Iluminados de Baviera, junto a Weishaupt a quien introdujo dentro de la logia de Munich: Teodoro del Buen Consejo.

Gracias a las habilidades de Von Knigge, los Illuminati rápidamente se extendieron por Alemania, Austria, Hungría, Suiza, Francia, Italia y otros puntos de Europa, afiliando a personalidades de la talla de Herder (Damasus), Goethe (Abaris), Cagliostro, el Conde de Mirabeau (Leónidas) y el legendario alquimista Conde de Saint Germain, entre otros. Algunos nobles como los duques de Saxe-Weimar y el de Saxe-Gotha, los príncipes Ferdinando de Brunswick y Karl de Hesse, el conde de Stolberg y el barón de Karl Theodor von Dalberg, también figuraron dentro de la iniciación iluminada.

Animado por su éxito al lograr reclutar un gran número de pensadores, filósofos, artistas, políticos, banqueros, analistas, etc, Adam Weishaupt tomó la determinación de afiliarse a la masonería por medio de Von Knigge, y ordenó la infiltración y el dominio de la misma.

El 16 de julio de 1782, en una reunión de la masonería continental que tuvo lugar en el convento de Wilhelmsbad, los Illuminati intentaron unificar y controlar bajo su autoridad todas las ramas de la masonería. Aunque ya habían logrado infiltrarse en las logias de toda Europa, la Gran Logia de Inglaterra, el Gran Oriente de Francia y los iluminados teósofos de Swedenborg decidieron no apoyar los planes de Weishaupt y oponerse formalmente a los illuminati.

Debido al fracaso de este movimiento, Von Knigge renunció pensando que ya no tenía sentido seguir con los planes y se retiró a Bremen donde pasó sus últimos años. Mientras tanto Weishaupt recibía las ofensivas de los masones de Inglaterra y de los martinistas a quienes denunció en sus escritos, argumentando que La Gran Logia de Londres se creó a sí misma en 1717 por clérigos protestantes que no estaban iniciados en la masonería, es decir, que fue fundada por profanos sin constancias ni documentos válidos.

El 22 de junio de 1784, el príncipe elector de Baviera, duque Karl Theodor intuyó el peligro que suponían los Illuminati para la Iglesia católica y las monarquías debido a su ideología liberal, revolucionaria e igualitaria, y aprobó un edicto contra éstos, la masonería, y en general cualquier sociedad no autorizada por la ley. Weishaupt fue destituido de su cátedra marchando al exilio de Ratisbona para dirigir la Orden desde el extranjero bajo la protección del duque de Saxe. En 1785, el edicto se confirmó y así se dio comienzo a las persecuciones y arrestos de los miembros de la sociedad.

Los planes más secretos de los Illuminati fueron revelados por casualidad la noche del 10 de julio de 1784, cuando un mensajero de Weishaupt identificado como el abad Lanz, murió inesperadamente a causa de un rayo. Su cadáver fue llevado a la capilla de San Emmeran por habitantes de la zona y ahí entre sus hábitos se encontraron los importantes documentos que trataban sobre los planes secretos de la conquista mundial. La policía de Baviera indagó los detalles de la conspiración, dando a conocer al emperador Francisco I del Sacro Imperio Romano Germánico, el complot tramado contra todas las monarquías, en especial la de Francia, en donde más tarde, en 1789, se gestaría la llamada Revolución francesa y la caída de Luis XVI y María Antonieta, sus últimos monarcas.

Los documentos fueron publicados por el gobierno bávaro, alertando así a la nobleza y el clero de Europa, sin embargo, poco después se convencieron de que la conspiración había sido destruida debido a la disolución oficial de los Illuminati, junto con el destierro de Weishaupt y la detención de numerosos adeptos.